Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

martes

undostrés.

Para mí, es como las mariposas en la panza
pero sin el mareo.

Es como sacarme el cascarón de la tristeza,
salir del caparazón para animarme a la vida.

Es sanar las heridas soplando para que no arda.

Es como el entusiasmo que se siente, 
que corre por las venas cuando  
me impulsa un gran sueño.

Es como un regalo que esperaba hace mucho.

Es la convicción de decir que no cuando es no,
y animarme al sí cuando es sí.

Es el calor de un abrazo que no se puede  
explicar ni medir.


Es golpear una puerta más, volver a intentar,  
otra vez.

Es caminar con un montón de dudas, 
pero pisando fuerte porque sé que  
este es el camino.

Es la certeza de que  
la madrugada puede más que la tormenta.

Es el despertador para empezar el día, hoy sí, con todo.

Es el sol en la cara
en una tarde de invierno.

Es una fiesta en la que todos somos todos.

Es cerrar los ojos, y saber que no estoy sola.

Es saber que sólo no puedo, y ser
feliz acompañado.

Es acompañar, caminar juntos,  
compartir el pan.

Es como estar en una ronda y  
compartir la vida.

Es, más que una esperanza, 
una promesa cumplida.

Son esas ganas de salir a contar 
lo que nos cambió la vida.


Fue (autobiografía)


Armas en las calles,
miedo en sus corazones,
lucha imprudente o valiente.
Viaje.

Uruguay-Buenos Aires,
un río de dulce de leche,
banderas, Iglesia.
Y Dios en silencio.

Primavera en el desierto,
fin de la tormenta,
principio de la niebla.
Un amor, una o dos decisiones.

Familia recién estrenada,
noche y encuentro,
espera, un parto, un llanto.
Luz.

Vestidos rosas,
medias con puntillas,
hamacas y caramelos.
Tiempo dulce.

Témpera y brillantina,
delantal a cuadritos,
seño y sol sonriente.
Flores en el jardín.

Un cuaderno verde,
otro rojo de tareas,
vocales, sílabas, cuentos.
Tablas y verbos.

Crecer, plazas, bailes,
una canción para llorar,
otra para jugar a amar.
Jazmines de verano.

Promesa de para siempre,
amor eterno de una estación,
dos estrellas, mil chispas.
Una tarde interminable.

Corazón inquieto,
un arco iris dudando en el bolsillo,
sonrisas y sorpresas y preguntas.
El fin de la simplicidad.

Colectivos y trenes,
una mochila pesada, zapatillas,
café amargo, tardes grises.
Ida y vuelta.

Rondas, mates y guitarras,
algo por qué jugarse.
ansia de algo mejor.
Cruz en el pecho.

Miedo al tiempo,
desesperanza, incertidumbre,
un sol nuevo.
Nacimiento y resurrección.


pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.


Cartografia

Se toma este colectivo. Se cruza por acá. Se camina para allá. Se sube este escalón. Se baja esta rampa. Se respeta el semáforo. Se obstruye el tránsito. Se cae un puente, estalla la ciudad y entonces nadie se va a dar cuenta que nosotros nos perdemos en una tempestad gris de paraguas y vientos de tacos y trajes nadie se va a fijar que nos escondemos en una esquina que nos detenemos en un rincón que miramos lo que nadie ve que nos apasiona lo insignificante que esperamos lo desconocido que desarmamos las vidrieras que espantamos las caretas que rompemos los diarios que reventamos a patadas las pantallas que atravesamos la ciudad la herimos de muerte y nadie se da cuenta.

andábamos sin buscarnos.


Perdidos
no podíamos parar
de tener noches equivocadas
en lugares incorrectos.
adictos al error, naufragábamos
en excusas maquilladas con canciones.
habíamos cartografiado nuestras realidades,
conocíamos cada uno de nuestros territorios.
no es cierto, no nos hacíamos falta.
no es cierto, no te buscaba.
no es mentira, no te encontraba.

no hace falta decir
que no estábamos donde teníamos que estar,
 que cualquier diccionario podría definirlo
un accidente geográfico.
 las fronteras se volvieron orillas de arena.
las fronteras se volvieron
camino de migas de pan.
las fronteras se volvieron
nubes de llovizna de verano.
una ruta sin señales,
dos por error que cualquier noche corrigió.

no hubo semáforos, ni referencias ni banderas.
me quise escapar de un país que conocía
para que no me vieras,
me metí sin querer en tu embajada para mirarte.
y así nos perdimos.

un día te tiré las coordenadas para que me llevaras,
para que me pudieras mentir,
para que me perdieras,
para que te encontrara.

nos viajamos a ningún lado y sin ningún para qué.
yo tenía un mapa, un cargamento de señales de tránsito,
de alerta, de precaución. cuidado.
me hiciste guardar el mapa, me llevaste de la mano. ¿sabías lo que hacías? ¿sabíamos a dónde íbamos?

si todos los días me tomo un tren
en un idioma distinto para alejarme
del vértigo de lo posible,
si construyo estrategias para prever
mis reacciones cuando me aplastan estos paisajes nuevos,
estos colores más brillantes.
y tu risa derrumba las aduanas y me encontrás otra vez.

si ya no hay lógica o mejor dicho,
esta es otra lógica.
si ya no quiero tener razón o mejor,
se inaugura otra razón que funda puentes
entre lo que ya no es,
entre lo hubiera podido ser.
y lo que puede ser, y lo que podemos ser,
ese mundo nuevo de amenazas y dudas,
de improbabilidades y suertes,
de pérdidas y encuentros. 

viernes

...sirve para caminar


Celebración de la utopía
Yo también hice la prueba, el experimento. Me querí asacar la duda. Yo les pregunté a los chicos si estaban de acuerdo con la frase "Somos un desastre". Compartíamos una realidad del grupo, del curso. Me dijeron que sí, que eran un desastre. Empezaron a fundamentar. Hablaron de sus errores,de sus carencias, de sus fragilidades. Ni una sola vez pusieron excusas. Puse algunas pistas a la charla, pregunté a los que no hablan nunca o hablan bajo, intenté recuperar todas las voces. Somos un desastre.

Sin pedido ni ayuda ampliaron la mirada y profundizaron la crítica: Los adolescentes de hoy somos un desastre. En una ronda apretadita, en la quinta hora del viernes, remando en un aula que naufraga entre otras que se van vaciando para dar paso a la pausa semanal, cansados y ansiosos por la milanesa, la siesta, la fiesta. Cara a cara, sin caretas, con respeto y libertad, con profundidad y sencillez, con humor y con amor, veinticico pibes de catorce y quince años contradecían sus propias afirmaciones. Somos un desastre, decían, y se conversaban sin violencia aún entre las diferencias de ideas, de pensamiento.

Un poco enojada les di vuelta el espejo: ¿Quién dijoque eran un desastre? "La de biología." "Mi papá." "El almacenero." "La tele."Con buenos ejemplos, me contaron. Los miré, jugando al diálogo y a la verdad y les conté lo que veía. Acá no hay desastres. Por qué se lo hicieron creer. Se los dije. No sé si los convencí. Desde entonces intento que mis gestos digan pocas cosas, pero que repitan insistentemente: No sos un desastre. No sé si los convenzo.

El aporte desordenado y aplastante de los medios, las tecnologías y las modas delinearon ofertas, necesidades, hábitos de los quetodos somos más o menos concientes. Pero hasta dónde vislumbramos como el sistema del desvínculo pulverizó la autoestima de los más frágiles. Soy un desastre, se queja la muchachita de catorce años cuando se mira al espejo ala mañana. Soy un desastre, repite él cuando le entregan la prueba de matemática.

Con altos niveles de autoexigencia y lejos del no me importa nada, me encuentro una y otra vez con murallas de autoodio, autorabia, autodestrucción de los chicos quese creyeron que no sirven para nada. Desde la imagen corporal a la aprobación de una materia, desde la aceptación grupal a los conflictos familiares, hay más culpa que desdén cargando sobre sus hombros. Procesos de defensa y supervivencia mediante, muchos y todos lo niegan. No hace falta, se les nota en los ojos, se desarman en un abrazo. Se paralizan ante el buen trato y la sonrisa sin trampas.

Sacándonos de encima la foto de tribu salvaje e irracional que casi todas las pantallas reflejan cuando de hablar de los adolescentes se trata, tampoco quisiera caer en la otra, la más sensiblera y tanto o más peligrosa. La imagen de pobres víctimas perdidas sin capacidad de escapatoria ni de decisión, en busca de protección en rincones oscuros y cálidos, en buscade salvadores mesiánicos que les digan qué hacer y qué no. ¿Quiénes son entonces? ¿Qué hacemos con ellos? ¿Los escondemos, los controlamos, los retenemos, hasta que algunos se acomoden en aulas universitarias atiborradas, en un call center, en algún que otro embarazo no deseado?

Yo miro de nuevo el espejo roto y estallan luces frenéticas de mensajes imperativos y voces represivas. Aquellos que sólo escucharon que a esto no hay quien lo mejore y mucho menos ellos, cómo van a encantarse con la transformación y construir el futuro. Esos que fueron abonados con gritos de que para ser alguien tienen que ser algo que todavía no son, que nunca podrán ser, cómo se van a enamorar de la vida y luchar por los sueños de una felicidad para todos.

Temidos por docentes y aislados en habitaciones súpertecnologizadas por sus padres, depositados en discos y rincones empapados de alcohol, los adolescentes sin embargo, son la resistencia. Una resistencia con las herramientas latentes y la mirada atenta. Una pulsión de más, unpotencial de cambio. Sospechan que las cosas no tienen que seguir así, quepodrían ser distintas, que esto no es lo mejor que hay, que esto no es lo únicoque puede haber. Ya no se adaptan a las estructuras estáticas, ya no consumen hábitos preestablecidos, ya no definen vínculos convencionales. Rompen a patadas lo que está habiendo y todavía no declaran el para qué de tanta libertad. Pero están a punto, al borde.

Más concientes de sus propios límites que nunca, sóloles resta descubrir cuánto se puede edificar dentro de esos límites para ir corriendo la frontera de lo posible. Los chicos, que ya no arman centros de estudiantes con banderas de colores uniformes, son auténticamente utópicos. Ya no intentan aplicar a toda costa el molde de una familia que fracasó. Ahora, sueñan con algo distinto.

Son utópicos. Para ellos no hay lugar, para ellos no hay tiempo. Para ellos, todavía no. Hoy no. Todo es ansiedad y vértigo. Todo es una búsqueda llena de encuentros. Convierten los muros de Facebook en puentes,hacen de las fiestas, celebraciones. A su modo, están buscando. El futuro está entre las sombras  y es un no-lugar, una utopía. Les dijeron que no. Ellos dicen no al no. Y dicen que no a lo que hay.

Como Freire, que cuando habla de esperanza, de alegría, de sueños, no camina sobre las nubes sino que se levanta contra el desencanto y el dique a la imaginación, tantean sin saberlo en la transgresión de lo vigente y buscan, aunque no sepan que lo buscan (y ahí hay un gran tesoroque grita, que debe hacerse conciencia), hacer viable lo inédito, fundar nuevas lógicas, trazar horizontes inesperados.

Cuando se convenzan de que no son el futuro sino el presente, cuando nos convenzamos, cuando los convenzamos de que la Historia nos necesita y nos interpela, que no da igual, vamos a empezar a decir sí, vamos a revelar algo nuevo, vamos a rebelarnos a lo que era.
Mirando las señales de lo positivo y amando las fragilidades. Las revoluciones también pueden ir por caminito detierra. Ésta late. Cuando se ríen del desastre y se sacuden la anestesia, negocio de algunos, los miro y los veo. Hay chispas, hay risas, hay colores nuevos. Y entiendo un poco por qué les tienen tanto miedo.

Ella está en elhorizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar. Eduardo Galeano

El hombre es ser de lejanías, pero para esto, es un ser u-tópico. No tiene lugar. O lo que es lo mismo, pero más: todo lugar es suyo, menos donde ya ha estado. Hugo Mujica

miércoles

Ayudáme a mirar.

-Quiero verte.
-Yo quiero mirarte.


la atención                la confusión
la cursilería                la dulzura
las buenas intenciones                 la impaciencia
la carta de recomendación        la prohibición
la estrategia                            la casualidad
la retribución                el reproche
la poesía                              la canción
el edulcorante                                 el chocolate
lo estable                    lo que naufraga
lo constante                    lo intermitente
la constancia                      la inconsistencia
la regularidad             lo demasiado
lo ideal                           lo imposible
la palabra justa          el silencio
la tibieza                        el calor
la aventura                                la sorpresa
la fidelidad                       la mentira
el sacrificio                                   el regalo
la conmoción               el desastre
la certeza                             la duda
el dolor                        la mirada destructora
la despedida               el nunca
no me importa.             sí me importa.




lunes

capítulo 93.-


un bizcochuelo con corazones
(capítulo 93 de Rayuela, ese juego con tizas de Julio Cortázar.)

 
 Pero el amor, esa palabra...
Moralista Florencia,
temerosa de pasiones sin una razón de aguas hondas,
desconcertada y arisca en la ciudad
donde el amor se llama 
con todos los nombres de todas las calles,
de todas las casas, de todos los pisos, 
de todas las habitaciones,de todas las camas,  
de todos los sueños,
de todos los olvidos o los recuerdos.
Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos,
no te quiero porque la sangre me llame a quererte,
te quiero porque no sos mío, 
 porque estás del otro lado,
ahí donde me invitás a saltar 
y no puedo dar el salto,
porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí,
 no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa,
hay horas en que me atormenta que me ames
 (cómo te gusta usar el verbo amar,
con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses),
me atormenta tu amor que no me sirve de puente
porque un puente no se sostiene de un solo lado,
jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado,
y no me mires con esos ojos de pájaro,
para vos la operación de amor es tan sencilla,
te curarás antes que yo y eso
que me querés como yo no te quiero.
Claro que te curarás, porque vivís en la salud,
después de mí será cualquier otra, 
eso se cambia como los corpiños.

Tan triste oyendo a la cínica Florencia que quiere
un amor pasaporte, amor pasamontañas,
amor llave, amor revólver,
amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad,  
el silencio desde donde la música es posible,
la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua.
Y es tonto porque 
 todo eso duerme un poco en vos,
no habría más que sumergirte en un vaso de agua 
como una flor japonesa
y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados,
se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura.
Dador de infinito, yo no sé tomar, perdoname.
Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz.
Stop, ya está bien así. También puedo ser grosera, fijate.
 Pero fijate bien, porque no es gratuito.

¿Por qué stop?  
Por miedo de empezar las fabricaciones, 
son tan fáciles.
Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante,
los atás con ayuda de palabras, perras negras,
y resulta que te quiero.
Total parcial: te quiero. Total general: te amo.
Así viven muchos amigos míos,
sin hablar de un tío y dos primos,
convencidos delamor-que-sienten-por-sus-esposas.
De la palabra a los actos, che; 
en general sin verba no hay res.
Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer
y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto.
Como si se pudiese elegir en el amor,
como si no fuera un rayo 
que te parte los huesos
 y te deja estaqueado en la mitad del patio.
Vos dirás que la eligen porque-la-aman, 
yo creo que es al vesre.
A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige.
Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos
cuando salís de un concierto.
Pero estoy sola en mi pieza, caigo en artilugios de escriba,
las perras negras se vengan cómo pueden,
me mordisquean desde abajo de la mesa. 
¿Se dice abajo o debajo?
Lo mismo te muerden.
¿Por qué, por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a las perras negras?

[...]

Y ella salió de la librería
 (recién ahora me doy cuenta de que era
como una metáfora, 
ella saliendo nada menos que de una librería)
y cambiamos dos palabras 
y nos fuimos a tomar una copa
de pelure d'oignon a un café de Sèvres-Babylone
(hablando de metáforas, 
yo delicada porcelana recién desembarcada,
HANDLE WITH CARE, y ella Babilonia, 
 raíz de tiempo, cosa anterior,
primeval being, terror 
y delicia de los comienzos,
romanticismo de Atala pero con un tigre auténtico
esperando detrás del árbol).
Y así Sèvres se fue con Babylone 
a tomar un vaso de pelure d'oignon,
nos mirábamos y yo creo que ya empezábamos a desearnos
 (pero eso fue más tarde, en la rue Réaumur)
y sobrevino un diálogo memorable,
absolutamente recubierto de malentendidos,
de desajustes que se resolvían en vagos silencios,
hasta que las manos empezaron a tallar,
era dulce acariciarse las manos
mirándose y sonriendo,
 encendíamos los Gauloises el uno en el pucho del otro,
 nos frotábamos con los ojos,
estábamos tan de acuerdo en todo que era una vergüenza,
París danzaba afuera esperándonos,
apenas habíamos desembarcado, apenas vivíamos,
 todo estaba ahí sin nombre y sin historia
 (sobre todo para Babylone, y el pobre Sèvres
hacía un enorme esfuerzo,
 fascinado por esa manera Babylone de mirar lo gótico sin ponerle etiquetas,
de andar por las orillas del río sin ver remontar los drakens normandos).

Al despedirnos éramos como dos chicos 
que se han hecho estrepitosamente 
amigos en una fiesta de cumpleaños
y se siguen mirando mientras 
los padres los tiran de la mano y los arrastran,
y es un dolor dulce y una esperanza,
y se sabe que uno se llama Tony y la otra Lulú,
y basta para que el corazón sea como una frutilla, y...

Flor, Florencia.

Merde, alors. ¿Por qué no?

Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone,
 no de este balance elegíaco 
en que ya sabemos que
 el juego esta jugado.