Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

miércoles

faltan ellos.

NO.


Miro en silencio cómo las fotos de perfil de Facebook se van llenando de las siluetas vacías que eligen mis amigos y conocidos. Me pregunto, como siempre, si el efecto contagio le resta mérito a la opción.  Me cuestiono la pose de conciencia y justicia pseudo progre. No. Es memoria. Sencilla, básica, cotidiana. Pero es memoria.

Mañana un feriado nefasto inaugura un fin de semana largo de traslados y distancias. Me aviso: está mal vacacionar. Está mal irse.  La lluvia puede ayudar a que no se llenen las playas de amnésicos. Ojalá. Está mal la amnesia. Pero no. Respirar aire fresco de otoños y caídas, es memoria. La misma lluvia, como llanto de dolor y de pureza, suele motivar a los militantes a buscar las plazas para manifestar el recuerdo.

Cuento los minutos que faltan para que empiece este veinticuatro. Empiezo a delinear en mi mente el asco interno que va a segregar mi propia memoria cuando le toque leer las editoriales hipócritas, escuchar los discursos prefabricados, los ensayos de canciones de lucha vendida. Me callo. No. La democracia, los diarios, los discursos, las canciones. Son memoria. La libertad de escribirlos y pronunciarlos y cantarlos. Y de negarlos, de apagar la tele, de cerrar el diario. Es memoria.

¿Un solo día para recordar? Alcanza, será suficiente, será necesario. Sí, Flor. Un día, unas horas que marquen el ritmo de la entrada del pasado y de la historia.  Un día para decir que ya no. Para perdonar pero nunca olvidar. Un día de memoria para que el resto del año sea de futuro. Un día de memoria para empezar a dibujar sueños, mañana.

Vuelvo a abrir la ventana de Facebook. Van desapareciendo las caras, se va llenando de siluetas: Nunca más. Es un no. Así no. Eso no. No sabemos qué va pero sabemos qué no va más. Sabemos que para aprender a elegir, hay que aprender a decir que no.

La conciencia de los hijos de la democracia, los que hoy hablamos livianamente de derechos humanos en patios y aulas, es por lo menos barata, un poco cursi, un poco ingenua. La memoria es incompleta. Pero es búsqueda, es intento. Ahí donde un adolescente narcisista borró su cara para dejar el espacio a la denuncia de los que no tienen cara, los que no tienen identidad y los que no tienen historia. En ese cuadrado de la pantalla donde no se sabe quién es quién, porque todos somos todos. Las caras maquilladas, en pose, en escena, en venta, se vuelven silencio a gritos. No. Nunca más. Ya no. Por los que no tuvieron opción de elegir lo que querían, por los que sólo ejercieron su derecho de no hacer lo que no quisieron querer.

Hay otro veinticuatro en el año que me habla de muerte y de memoria. Me destroza y me arrastra al recuerdo, otro veinticuatro que no me deja despedirme. En este veinticuatro, paralelo, tan gris como ese pero distinto, en estas fechas hay una profundidad especial. Estos son días de silencio y de muerte. Y se acerca Pascua de Resurrección.

Como epílogo, después de releer lo derramado en estos párrafos, me acuerdo: el asesinato del maestro Fuentealba fue un 5 de abril. Ese año, era Semana Santa. El 5 de abril del 2007 fue Jueves Santo. Nada de lo que se entrega, se pierde. Nada de lo amado se pierde. La muerte no puede ser bandera, pero es certeza. Es un no. No. La vida, más fuerte, es memoria. Y por eso, es pregunta. La distancia entre la memoria y el cumplimiento de las promesas se llama esperanza.

viernes

PMS

Friday, I
in PMS
Levanto la mirada y recorro esta semana vertiginosa y revuelta de abrazos. Bordada por un punteo de comienzos, congestionada por preguntas nacionales y de las más íntimas. Semana escandalosa y púber, también bienvenida, bienvestida y responsable.

Es difícil ser uno todos los días. A veces apagar una piba copada, pujante y perseverante es inevitable. Incluso las mañanas en las que me levanto con bríos pueden degenerarse en un día de dificultades para dejar las superficies planas y blandas que todos disfrutamos ocupar.

 Entonces acá estoy yo, con un viernes de grandes planes en las manos, con el cuerpo chirriando de amor y silencios, un buen humor aletargado y lento, el piyama vuelto a poner después de bañarme, un té de manzanilla y rosa mosqueta, canciones lindas y alguna emoción.

Día récord de suspiros, de soles tibios, de colores pasteles, de sonrisas por chat. Pausa, duda, vidrio, cuento, puré.