Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

viernes

toda la ternura de tu acuario.

un cachorro dormido descansa su cabeza levemente en el suelo y sus orejitas rozan el parqué. 

la cosquilla que produce la cortina atraída por la brisa de primavera que se colorea con el sol.

una niña de trenzas largas se balancea en una hamaca cuyo soporte es un árbol añejo. 

una canción en sol comienza con el rasgueo laborioso de una guitarra criolla.

el sentido y la dirección de la mano de la joven que se acomoda el pelo suavemente detrás de 

la oreja, como para escuchar mejor. y tiene una perlita.

el dolor calmo y testimonio de una abuela que vio morir vidas jóvenes, y cuyas lágrimas trazaron arrugas sabias.

la caricia de la arena tibia en las manos o en los pies con los ojos cerrados.

una mirada compasiva que trata de adivinar el motivo de un llanto ajeno en el colectivo.

la luna llena que se descubre yendo en tren entre las estaciones de Haedo y Morón.

un bizcochuelo sale del horno y se tranquiliza en el borde de una ventana tapado con un repasador.

La ternura se posa en más rincones que los soportables y me lleno de lentes oscuros para que no me encandile. Y es que todos, en alguna medida chamuyamos, histeriqueamos, especulamos para que la ternura no se abra camino a nosotros. Es un mecanismo de defensa contra la felicidad plena que debe ser levantar vuelo sin amenazas ni finales pendientes. 

Siempre quise ser la chica que se mueve ridículamente pero se silencian los sonidos y me ves en cámara lenta y con una canción dulce de fondo y todos saben, del otro lado todos sabemos que te estás enamorando. Pero no fui, ni soy, y probablemente no seré más que aquella que entiende de tus males históricos y justifica tus vicios. 

Debe ser que (me) asusta tanta claridad, y ponemos filtros para -qué paradoja- retener lo turbio. Muros, alarmas, candados, luces de emergencia, libros de quejas, reglamentos, maquillaje, corpiños, desdenes, edulcorantes, libretos. *fade out*




mi boca besará.