Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

miércoles

revolución.-


Revolución
 


y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos


Revolución es una palabra muy grande para un acto escolar.

En casa la prendemos todos los días en la hornalla de atrás.
Cerca de tu cama es una canción de reggaeton que sirve de despertador.
En el cole despierta el día con un timbre siete y cuarto.
Enfría las manos del nene que le tocó izar la bandera hoy, pobrecito.
En el tren empaña los vidrios de un vagón superpoblado de sueños y quejas.

Es un voto convencido en el Congreso.
Hace memoria desde mi biblioteca.
Se susurra sola en el espacio que se achica entre vos y yo.
Tiene gusto a mate en la séptima hora de cursada.
Amasa el pan esta mañana.
Rompe muros y arrastra heridas alrededor de la pirámide de mayo.
Hace fisión cuando nos abrazamos y sé que somos
más que dos.
Es un pilón de fotocopias calentitasen el Joaquín.
Sonríe en una escuela rural sin nombre ni mesas.
Endulza el café de las madrugadas de estudiar.
Tiembla de bronca en un maletín de cuero que entra
sin que nadie se dé cuenta en una oficina.

Martilla un par de conciencias en casas con pileta.
Se deja nombrar, pero se atraganta en algunas gargantas pro.
Atemoriza a los que mienten en palacios de gobierno,
pero también a los que mienten en fiestas y en aulas y en estudios de televisión.

Pisa fuerte algunos pasos.
Trae recuerdos, despeja caminos.
Canta a gritos en una canción de amor.
Despeja la mirada a chaparrones.
Es un lugar donde todos tienen lugar.

Cambia para que cambiemos.
Olvida el olvido.
Dispara contra la muerte.
Sueña que la sueñan.
Sueña que se despierta.



Una revolución no es un punto en una línea de tiempo.
Revolución de mayo.
En 200 años Nadie le cambió el nombre.
El mismo que le borró el nombre a tantas cosas.

Si es revolución no entra en un acto escolar,
(en realidad se parece más al recreo).
no alcanza una semana,
doscientos años,
una galería de próceres.

Cuando es revolución, el pueblo quiere saber de qué se trata, quiere preguntar, quiere decir,
 quiere soñar de qué se tratará.
Soñamos porque las cosas son como son pero podrían ser distintas.
Porque esto no es lo mejor que nos puede pasar, ni es lo único.

Soñamos pero no es sentimentalismo, marketing, doctrina ni receta ni estadística.
Soñamos porque es urgente 
elabrazoelcaminolaventanalacanciónelamor.
Soñamos revoluciones para no acuarelar los fuegos que nos mataron.

Soñamos porque podemos, soñamos revoluciones
porque hay que.
Soñamos revoluciones hoy para leernos mañana.
Soñamos revoluciones para no dormirnos.

Hay
ayeres
y mañanas
pero hay
hoyes.

domingo

capítulo cientoveinte.-

Capítulo

cientoveinte
Capítulo 1. Ella es graciosa y espontánea. Comete errores a causa de su ingenuidad que por alguna razón tienen consecuencias extraordinarias, maravillosas. Una de ellas es uno o varios encuentros casuales con él. Trenes, accidentes de tránsito, malentendidos, espuma. Todo conspira a su favor.

Él es estructurado y tan lindo. Tiene algunas obsesiones deliciosas, camina corriendo los límites del mundo que lo roza, hace brillar las cosas que mira. Está ubicado en una compleja red de relaciones en la que ella irrumpe para enredarla, para complicarla. Seguramente, en su primer encuentro, él se enoja con ella por alguna buena razón. Pero a la noche, antes de irse a dormir, piensa en su sonrisa.


Capítulo 4. Hay una casa grande y hermosa, hay un conventillo-vecindario-barrio de colores donde vive la gente más intensa, hay una empresa familiar, hay algún nene, un mayordomo, una vieja mala o una vieja buena, una amiga simpática.


Capítulo 12.Ella seguro canta bien y está cambiando el mundo con sus tropiezos. Él seguro hace esgrima o polo o rugby o tennis o golf o todo, y le promete a su amigo rubio que esta vez no se va a enamorar.



Capítulo 37. Ella estaba colgando globos para una fiesta sorpresa de disfraces para recaudar fondos para una carpa en la que ella y sus amiguitos planean itinerar por el conurbano alegrando a los niños. O tal vez irse de misión, llevando la carpa de circo, un megáfono y cosas así. Él descubre que usarán su garage para la fiesta y corre al lugar a reprenderla.

Ella cae de una escalera y él justo pasaba por ahí y la rescata en sus brazos. Casi se besan, pero no. La situación es interrumpida por una canción de cumbia (Brújula de amor, idealmente) y la entrada de unos 50 adolescentes disfrazados de extras disfrazados de adolescentes. Voz en off reflexionando sobre algo profundo y absurdo, como las brújulas y los desencuentros.

Brújula de Jack Sparrow.
Capítulo 38. Ella está disfrazada de Sirenita, él de Shrek. Bailan una canción lenta como Baby te quiero en inglés por Belinda y casi se besan, pero no. Porque cambian el tema y empieza All for one de High School Musical que todos bailan espontáneamente en una coreografía masiva perfecta.


Capítulo 39. Él sale de la oficina y en plaza Miserere (hoy, no sabemos por qué, viaja en tren) el viento se lleva todos los papelesmuyimportantes de su maletín. Ella venía corriendo persiguiendo a un hamster extraviado y ve los cheques y declaraciones juradas dispersos por el suelo, entre boletos sucios, chicles pegados y chimi churri derramado.

Se agacha a juntarlos, él también y se cruzan sus miradas. Más viento. Casi se besan, pero no. Es que pasa una marcha con redoblantes y pancartas, y ellos no pueden evitar unirse a ella, por convicción.



Capítulo 40. Se pelean irreconciliablemente por un malentendido. Algo así como que en el morral de ella apareció la piedra filosofal del abuelo de él. De pura bronca, casi se besan pero no. Los interrumpe el espíritu del abuelo avisando que la piedra filosofal está en el baño, al lado del jabón de tocador.


Capítulo 41. Van a tomar un helado, hablan 7 horas seguidas sobre su pasado herido, su presente soleado y hacen bonitos planes juntos. Sonríen y son felices. Casi se besan, pero no. Nadie sabe por qué.

Al otro día, él se despierta más contento y tampoco sabe por qué. Da un par de vueltas en la cama. Va al baño y se mira en el espejo. Y se acuerda de ella.



Capítulo 42. Él camina solo en la noche y repentinamente es atacado por dos ninjas enmascarados. Ella casualmente pasaba por ahí con su fitito anaranjado y lo rescata heroicamente (es cinturón negro en judo y karate, su denominador común son las artes marciales). Casi se besan, pero no. La situación es interrumpida por una pregunta al unísono: ¿Qué hacés vos acá?



Capítulo 45. Caminan por la calle pegando clandestinamente afiches de un extraño encuentro multitudinario en el que se reúnen muchos jóvenes a ser felices y cantar. No va bien con el argumento, pero los guionistas hacen lo que quieren. Él lleva el balde con el engrudo y ella los carteles.

Empieza a llover, se derrama el engrudo y se arruinan los afiches. Como puede y debe ser cada vez que llueve, casi se besan, pero no. La situación es interrumpida por alguien del equipo, que viene a rescatar los afiches, no a ellos, de la tempestad.
Ellos ríen y deciden ir a comer unos combos 2x1 en cierto local de comidas rápidas.



Capítulo 49.Casi se besan, pero llega la policía y lo detiene a él por portación de armas. Todo era un malentendido.
Capítulo 50. Alguna se hizo monja, alguien quedó ciego, alguien perdió la memoria, unos descubrieron que eran hermanos. Otros dos, o los mismos, se enteran que en realidad no son hermanos. Alguien se separa, alguien tiene un amante o varias. Todos mienten un poco. O demasiado.


Capítulo 55. Casi se besan, pero algún ex firma el muro de alguno de los dos.


Capítulo 58. Nieva otra vez y miran por la ventana tomando chocolate caliente con medialunasdelabuelo. Se toman de la mano pero fue sin querer. Enseguida se disculpan, bajan la mirada y ella propone ver Casi ángeles. Con la gripe porcina no hay más planes que comer, poner novelas o besarse. Pero no se besan.


Capítulo 63. Salen a cenar un sábado por la noche, encuentran coincidencias musicales y literarias. Bailan juntos una canción de Rodrigo y una de Chichi Peralta. Él la acompaña a la casa. Casi se besan pero no. Yo tampoco sé por qué.


Capítulo 65. Se envían mensajes de texto en horarios inverosímiles y se llaman para despertarse. Por las noches se zumban por MSN y siempre encuentran algo nuevo de qué hablar. Afortunadamente, todos los archivos fueron borrados ya, o les dolería leerlos. Sus amigos comentan los álbumes que muestran su visita juntos al Parque de la Costa, el Planetario y la Feria del libro.


Capítulo 70. Casi se besan pero no.


Capítulo 81. La novia de él está embarazada. Es mentira, todos lo sabemos porque vimos muchas novelas. De hecho no hay novia, pero no importa. Bueno, no sabemos. La cuestión es que ella (ella, no la novia) se va en bici a Formosa porque está muy triste. Él la corre, ella se cae en una loma de burro. Casi se besan pero no. Ella vuelve a pedalear con las rodillas raspadas. Él recibe un SMS de Hoy duplicáte y deja de perseguirla.


Capítulo 100. Se revela la verdad, porque la mentira tiene patas cortas, el amor es más fuerte, no hay mal que por bien no venga, al mal tiempo buena cara, siempre que llovió paró y al que madruga Dios lo ayuda. Casi se besan en Formosa, pero no.


Capítulo 111. Durante unos 15 capítulos, él no intenta besarla. Ella se indigna y se impacienta. Nadie sabe qué pasa por la cabeza de él. Ella cabeza no tiene. Los televidentes sabemos que está viajando en el tiempo y asumiendo personalidades de distintos personajes históricos, como Napoleón, James Bond, Martín Fierro, Pablo Lescano, Mariano Moreno. El actor se luce, todo muy divertido.




Capítulo 112. Ella se levanta y se arrepiente de todo, no quiere pelearla más porque se cansó de esperar. Confunde el compañerismo con buena onda, la buena onda con amistad, la amistad con ganasdebeso, ganasdebeso con todalavidajuntos. Todalavidajuntos con compañerismo.


Capítulo 117. Se besan, pero era un sueño. O era un flashback de Lost. O estaban ebrios.
Capítulo 120. Se besan. Pero ya nadie ve la novela. Al día siguiente la levantan y ponen un talk show conducido por Julio Cobos. Mejor ni digo cómo se llama.

lunes

fiebre inevitable.-


Fiebre


Somos esa calma cargada de estática y tensión antes de la tormenta, somos ese diálogo de mimos, los actores que prefieren aparentar una imperfección atrayente que engrosa el caparazón alrededor de su dulzura rancia, pero tan auténtica.

Somos esa tarde nublada y violeta sin más planes que la siesta o este apunte con tanto margen que me invita a escribir, somos un día perfecto que no se decide a serlo.

Somos esa ansiedad vertiginosa latiendo a la altura del estómago, ese aleteo angustioso que no puede callar.


Somos la humedad agria y marchitada de un jardín con sed y otoño, somos también un jazmín sin diciembre, un barco en el límite de la gota del océano que quiere rebalsar el vaso.

Somos los que queremos esa lluvia con viento y fuego y marea que sube y la queremos con todo, con su inundación y sus derroches, con sus grietas y sus pérdidas, con la paz dolorosa que en sí está inserta.
 
Somos esa lluvia que cae y las baldosas que la soportan y los resquicios entre ellas, por los que el agua se abre camino.

Somos el color menos sucio y más brillante de la ciudad esta noche de lluvia, somos el reflejo de las luces en las gotas y en cada superficie mojada. Somos el ruido en mi techo de chapa y cada golpe que recuerda cada innumerable soledad perpleja. 

Somos el jueves cobarde que fue ayer, que no pasó y esperamos con nostalgia. Somos el día después de mañana, intentando recordar con impaciencia lo que no vuelve a suceder.

Somos el mate lavado y edulcorado, el café frío, la comida sin sal, el pan sin multiplicar.

Somos el cuarto menguante, el sol que no se anima, el eclipse de terremoto que debimos desatar.
Somos el color pastel, el traje gris, la sonrisa falsa, la mirada adictiva, el abrazo ingrato.

Somos el silencio que la carcajada no destruye, somos el deseo que le pedí a una estrella que ya se murió, porque somos la muerte lenta y tibia, somos la ausencia que grita.

Somos el número ganador que no fue vendido, el desencuentro fundamental, la órbita desplanetada, un coro desafinado, un crimen sin testigos que nadie se banca cometer.

Somos la declaración de guerra enmohecida en un museo, un destierro sin refugio, esta conspiración universal, una fiesta sin noche de bodas, un horror sin sombra, un desenlace fatal y mudo.

Somos la pesadilla creativa que no nos deja escapar ni gritar para pedir ayuda, que nos despierta con palpitaciones, con la garganta seca, con un miedo delicioso.

Somos el desequilibrio inédito que podría ser hit de la temporada.

Somos el cuento del siglo encajonado en el despacho de un editor, y somos su adaptación cinematográfica con los pochoclos listos, que aún no encuentra director.

Somos un camino sin piedras ni huellas, somos, ay, este verano sin playa.

Somos, cómo puede ser, una esperanza pisoteada, un calambre a medianoche sin gritos, una bomba cayendo que no deja de detonar.

Somos y seguimos siendo un laberinto sin pistas, la distancia insalvable, una caída libre en cámara lenta, la buena noticia silenciada por el mismo profeta.

Somos, no podemos dejar de ser, un talento enterrado en un campo que nadie va a cultivar, somos el invento que el científico ocultó, somos la revolución en la que nadie cree, somos la fe incandescente que un incrédulo no deja de gritar.

Somos este vómito del corazón sin filtro, sin censura, sin prejuicio, sin cansancio, sin expectativas, sin correcciones, sin vehemencia y a media voz.

Somos lo que no queremos, 
somos las vidas que no vivimos.
Somos lo que podemos, somos dos que no somos.




"Dulce magnetismo: dos cargas opuestas buscando lo mismo..." Drexler