Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

jueves

imposibles posibles

Mundos posibles
  
De nada sirve el porqué.
De nada sirve el valor.
De nada sirve volver.
De nada sirve el adiós.


Para decir que no.
Para decir que no a esto.
Para soñar mundos posibles,
para crear nuevos caminos.
Trazo rastros nuevos, piso huellas inexistentes,
levanto la mirada desde el polvo del camino.
Me sacudo las zapatillas y voy.
No es verdad que la alegría no tiene memoria,
pero es mejor que la memoria.
No es verdad que la alegría no tiene dudas,
pero es mejor que la duda.
Es verdad que la mentira es mala cuando oculta lo espantoso,
 que cuando la mentira oculta la belleza es arte.
Que cuando la mentira oculta lo espantoso la rompemos a patadas,
que cuando oculta la belleza defiende la verdad.
Tiro mi mirada con una piedrita al cielo de la rayuela
y voy saltando por la tierra, juego.
Resisto desde un rincón y canto
una canción de luces y distancias.
Tu ausencia es tu manera de quedarte,
es tu sonrisa a contraluz y vos y yo, y todo eso.
Me encantaría contarte todo esto,
los días que me faltás tanto que no se puede respirar,
que me enojo conmigo, que me muero de muerte.
Los días que extrañarte es peor
que las canciones tristes y que la música del mar.
Amigo en un mundo posible que todavía
estamos dibujando vos y yo no
nos desabrazamos un verano.
Amigo no quedás atrás,
siempre me esperás más adelante en el camino,
porque ya lo caminaste, porque ya entendiste todo.
Un día me enseñaste las cosas de la amistad
y que la vida y que la muerte y todo eso.
Y el amor es más fuerte,
viste siempre que paso por la cancha de Velez
me acuerdo, dice bien grande.
El amor es más fuerte.
Toda la ciudad y todos los días
tienen marcas de vos y de lo que podría ser.
Y digo que no, y camino a otro ritmo
 y con los ojos entrecerrados te pregunto.
Si me miro de frente quiero borrarme
de la historieta y ser menos yo y más otra cosa.
Pero soy, pero fui. Y vos y nosotros, la orilla del mar, el dolor.
La canción que te gustaba, señales, estrellas,
pinceladas de amor extremo.
No, la muerte es verdad
y es la distancia más grande
y es el límite más lejano
y es el muro más alto.
Pero no, no es imposible.
Nosotros, un café, esa charla que todavía no, para contarme,
para contarte. Compañero del alma, compañero.

Podré caerme a pedazos pero acá siempre estás vos.

miércoles

Graffiti.



tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego, supongo que te hizo gracia encontrar un dibujo al lado del tuyo.

Me ponés de nuevo otra vez contra este panorama inevitable de tener que escribirte. La chica del estilo incomprensible y enredado para escribir y para leerse, tropieza con su madeja y cae porque quiere caer, otra vez en la trampa. La chica de los colores y las llamaradas y los momentos Polaroid se inquieta, se desploma, se alarma, enciende faroles y suspira fantasmas a su paso.

tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una protesta contra el estado de cosas en la ciudad.

La ves así, toda de frente pero sin volumen, como una reina de cartón y te llenás de preguntas. Me llenás de preguntas. Reina sin corona ni territorio y sin corte y sin enemigos que no sean los de las pantallas y los libros, reina, quién sos. Me ves así y no te puedo responder. Sin saberlo y sin intentarlo, te diste cuenta antes que yo. Sin darte cuenta y sin interpretarme, sin explicarme ni decodificarme. De golpe, el rompecabezas se desarma y se despega para mostrar otra cosa, acaso una imagen menos real y menos perfecta pero más espejo más disfraz.

simplemente me divertía hacer dibujos con tizas de colores.

Le disparás a quemarropa una sonrisa huracán y la acercás despacito, despacito. Me resisto por un momento y vuelvo caminando, otra vez por la misma vereda, un poco tarde pero vuelvo. Al borde del desastre, otra vez. Ella, yo la que por un momento el universo podría haber hecho insolente y perezosa, tambaleante y destructora. Pero el universo me dejó elegir, me combiné como quise y no dejé de ser todas esas cosas para ser todas estas otras.

en la ciudad ya no se sabía demasiado de qué lado estaba verdaderamente el miedo; quizás por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios para hacer un dibujo...

Trazaste un borrador y un intento y un ensayo y un accidente y te fuiste a dormir muy tarde y dejaste los papeles desordenados sobre la mesa y un libro abierto en la página justa esperando que te descubriera. Pero no le dijiste. Pero no te dije. Pero no me dijiste. Nos caímos al techo, nos perdimos los pasos, nos borramos los bordes y nos pintamos a baldazos  con unos tachos llenos de sol.  Vos los conseguías en lugares poco recomendables, yo los llenaba y después sin reglas, nadie sabe quién empezó.

nunca habías corrido peligro porque sabías elegir bien, y en el tiempo que transcurría ...  se abría para vos algo como un espacio más limpio donde casi cabía la esperanza.

Te descontextualizó los esquemas de Jenga que prolijamente habías construido enclenques para siempre. Los querías así al borde del precipicio y les di vuelo, no pude evitarlo, les dimos vuelo y nada se cayó pero volvió correr peligro de derrumbe. No, no me entendés. Nunca lo intentes porque cuando empieces a descifrarme me voy a perder de mí misma, no se trata de diversión, se trata de la esperanza de que no lo intentes. Me vas a sacar de mí misma como una disección para explicarme, para clasificarme. Desarmáme, desamáme una vez y alguna más, pero no me busques en tu laboratorio con tus fórmulas de siempre.

una sola vez escribiste una frase, con tiza negra:
a mi también me duele.

Lo dijiste en voz alta y supiste que me dolía como a vos. Supiste que le dolía tu dolor, tu espanto, tu suspiro inseguro tu cara lavada tu mirada oscura con miedo con frío tu mirada con mirada triste.  Lo dijiste para que te escuchara pero no como si se lo estuvieras diciendo más bien como si latir en voz alta y yo tu testigo, un abrazo a medias pero por dónde empezar a curar a cuidar a crecer.  Te hice eco, nos hicimos y otra vuelta en calesita. Gratis, sortija.

cuando el otro apareció al lado del tuyo casi tuviste miedo, de golpe el peligro se volvía doble, alguien se animaba como vos a divertirse al borde de la cárcel o algo peor.

Entonces no, entonces sí. La misma duda y los mismos silencios y las risas ahogadas en una calle llena de historias truncas y miradas a medias, una calle de grises atormentados, calores de invernadero, bibliotecas empolvadas, lenguas sin sabor. Un rayo partía el cemento cuando pasábamos, te das cuenta, no te des cuenta nunca. Cuando te dé miedo como a mí te vas a escapar, vas a huir sin mirar para atrás sin fijarte a dónde vas, tropezándote enredándote en las telas de araña que yo tejí para no dejarte entrar, esas que no te van a dejar salir que te van a lastimar, telas teles y yo mirando sin poder ayudarte y vos te vas y yo no me voy porque no me animo. Porque basta de los que hubiera pasado si, porque no quiero que me lo cuente nadie más. Porque me quiero quedar a mirar porque no sé vos pero yo, yo dibujo así y no borro.

empezó un tiempo diferente, más sigiloso, más bello y amenazante a la vez...




...algo como un si o un siempre o un ahora.


sí, las estrellas caen.


Y sí, y todas las noches tengo que esquivarlas. Todos corren en el instituto, las estrellas se vienen encima y yo soy la culpable. Subo al tren, se lanzan como flechas. Camino y me persiguen. Atraviesan cualquier techo, y dando vueltas en la cama intento que no quemen la punta de mi pelo, el borde del camisón, las palabras que me quedan del día que va terminando, aunque intente evitarlo. Pueden provocar la catástrofe de hacer arder la ciudad entera, si me descuido y alguna enciende mi corazón

sábado

una patria ómnibus.


Peregrinar es tan viejo como el hombre, un fenómeno humano permanente. 
Caminar es, en todos los tiempos, un recurso humano para expresar y dar respuesta a una inquietud, a una búsqueda.
Es caminar tras de eso otro cuya ausencia inquieta, atrae y se busca.
Es hacerlo por algo trascendente, algo distinto al hombre pero que el hombre necesita.
El hombre lo busca de un modo humano, allí donde "eso" se ha manifestado y hecho presente.
Esa manera que implica estar, acercarse y tener el contacto más cercano posible.
El caminar hacia una meta es imagen de algo más profundo: la vida es movimiento, y si tiene un sentido, ese sentido es el camino, un caminar-hacia.
Porque "ser" es más "no-soy-todavía" que experiencia realizada. La peregrinación es utopía.
Peregrinar es encontrarse. Los peregrinos caminan rezando con sus cuerpos, los pies dolidos, con su corazón fijo en el llegar.
Es la oración del pobre que lleva su corazón, lo que tiene y lo que es. Peregrinar tiene el ritmo del corazón.
Se peregrina hacia adelante y hacia adentro. 
Y hacia afuera: no se camina mirando al suelo, se camina mirando lo que pasa, mirando la realidad.
Se camina con las cosas que están pasando, el camino es un diálogo con la vida, con mi vida y con las otras vidas y con la Vida con mayúsculas. 
Por eso en el camino entran las preocupaciones y los problemas, y el dolor físico y el cansancio. 
Esas realidades de impotencia, de cansancio, de fracaso, de sufrimiento que el pueblo conoce y entiende. 
Y también las realidades de la alegría, de la lucha, de la entrega. La peregrinación es la síntesis de la resistencia. 
En el camino nadie empuja, Alguien atrae. 
Los primeros cristianos dibujaban la esperanza como un ancla. La esperanza la clavamos más allá y nuestro corazón-canoa tira a la esperanza.
No vemos la otra orilla, no la pisamos pero tenemos nuestro corazón anclado en la esperanza.
El corazón anclado en lo que está más allá, en la luz lejana de la punta de la Basílica, el corazón más allá sin negar lo que está más acá.
La peregrinación a Luján es, una y otra vez, signo de una identidad profunda
La identidad profunda que con la etiqueta de piedad popular permite la entrada a quienes los dueños de las llaves dejaron afuera. Los excluidos, los perdidos, los alejados y los confundidos. Y también los otros y también todos.
Caminamos porque no nos sale otra cosa. Caminar hacia la frontera para correr los límites de lo posible, para extender la esperanza, para encender la vida.
Con todo cuanto de pobreza hay, no son los peregrinos una sumatoria de individuos sino un pueblo que sabe a dónde camina y camina en comunidad.


collagepropioyajeno.