La próxima
vez no voy a mentir nunca ni voy a tener ninguna estrategia. No te voy a negar
que te miré en Facebook durante horas ni voy a ocultarte que estuve pensando en
vos antes de irme a dormir.
Te voy a
contar que voy por la calle prestando atención en las esquinas para ver si te
cruzo, y voy a olvidarme de contar las horas entre los mensajes que te mando.
No voy a calcular ni mezquinarte ni uno sólo de mis sentimientos. No me va a
asustar el “te extraño” precoz, y voy a dejar de mirar para otro lado cuando
tengo ganas de decirte que tengo ganas de verte.
Y si me doy
cuenta que me encantás, me voy a dar cuenta de decirlo, y no por Whatsapp
cuando me haya subido al tren, sino apenas te vea.
No voy a
remar mi originalidad ni voy a estar pensando en frases inolvidables para que
te quedes pensando en lo ingeniosa que soy. No voy a esperar que des los
primeros pasos y no voy a preservarme del dolor.
Voy a
preguntarte cuando tenga dudas, y voy a reclamarte en el momento en que me
hagas mal, y no después. Te voy a decir que te vi mirando a la chica que
pasaba, voy a poner cara de mala y voy a olvidarme después. Y si me hacés llorar,
voy a llorar y si me hacés feliz, voy a reírme con ganas.
No voy a
esperar una retribución proporcional a lo que yo haga por vos, ni voy a
enojarme si tus tiempos van a destiempo con mis ganas de amar. Si sale mal, voy
a fallar con pasión y si me enojo, voy a romper cosas e irme con intensidad.
Si la
fugacidad marca los instantes que vivamos, el para siempre signará todo el después.
Como el río van a fluir mis gestos y mis palabras, y si veo una sombra o una
duda o una herida en el borde de tus ojos, voy a abrazarte sin investigar.
Cuando te
conozca, como descuento que sucederá cuando existas y aparezcas y te cruces y te
metas en mi vida, van a tener sentido todas las experiencias lejanas de desamor
e indiferencia. Voy a perdonar todas las mentiras y omisiones. Voy a volverme sin
prisa bella y buena, y me voy a permitir los lujos de la ternura y la dulzura,
y demás placeres gastronómicos.
La
próxima vez que empiece, voy a ser frágil y sencilla. Voy a hacerte dibujitos y llevarte
golosinas y escribirte cartas con pedacitos de mis capítulos preferidos de
Rayuela y también con versos de canciones malas. Te voy a dedicar estados y
tweets y a poner fotitos por todas partes y una sonrisa tuya en mi billetera.
Y por qué no,
se me va a escapar un te-amo a destiempo sin que me importe mucho tu miedo ni
lo que le cuentes a tus amigos ni cómo van a retarme mis amigas. Y me voy a
quedar hasta tarde hablando con vos aunque al otro día entre a trabajar muy temprano, y me voy a quedar y ser yo. Voy a vos.
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