Capítulo
cientoveinte
Él es estructurado y tan lindo. Tiene algunas obsesiones deliciosas, camina corriendo los límites del mundo que lo roza, hace brillar las cosas que mira. Está ubicado en una compleja red de relaciones en la que ella irrumpe para enredarla, para complicarla. Seguramente, en su primer encuentro, él se enoja con ella por alguna buena razón. Pero a la noche, antes de irse a dormir, piensa en su sonrisa.
Capítulo 4. Hay una casa grande y hermosa, hay un conventillo-vecindario-bar
Capítulo 12.Ella seguro canta bien y está cambiando el mundo con sus tropiezos. Él seguro hace esgrima o polo o rugby o tennis o golf o todo, y le promete a su amigo rubio que esta vez no se va a enamorar.
Capítulo 37. Ella estaba colgando globos para una fiesta sorpresa de disfraces para recaudar fondos para una carpa en la que ella y sus amiguitos planean itinerar por el conurbano alegrando a los niños. O tal vez irse de misión, llevando la carpa de circo, un megáfono y cosas así. Él descubre que usarán su garage para la fiesta y corre al lugar a reprenderla.
Ella cae de una escalera y él justo pasaba por ahí y la rescata en sus brazos. Casi se besan, pero no. La situación es interrumpida por una canción de cumbia (Brújula de amor, idealmente) y la entrada de unos 50 adolescentes disfrazados de extras disfrazados de adolescentes. Voz en off reflexionando sobre algo profundo y absurdo, como las brújulas y los desencuentros.
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