Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

miércoles

Graffiti.



tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego, supongo que te hizo gracia encontrar un dibujo al lado del tuyo.

Me ponés de nuevo otra vez contra este panorama inevitable de tener que escribirte. La chica del estilo incomprensible y enredado para escribir y para leerse, tropieza con su madeja y cae porque quiere caer, otra vez en la trampa. La chica de los colores y las llamaradas y los momentos Polaroid se inquieta, se desploma, se alarma, enciende faroles y suspira fantasmas a su paso.

tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una protesta contra el estado de cosas en la ciudad.

La ves así, toda de frente pero sin volumen, como una reina de cartón y te llenás de preguntas. Me llenás de preguntas. Reina sin corona ni territorio y sin corte y sin enemigos que no sean los de las pantallas y los libros, reina, quién sos. Me ves así y no te puedo responder. Sin saberlo y sin intentarlo, te diste cuenta antes que yo. Sin darte cuenta y sin interpretarme, sin explicarme ni decodificarme. De golpe, el rompecabezas se desarma y se despega para mostrar otra cosa, acaso una imagen menos real y menos perfecta pero más espejo más disfraz.

simplemente me divertía hacer dibujos con tizas de colores.

Le disparás a quemarropa una sonrisa huracán y la acercás despacito, despacito. Me resisto por un momento y vuelvo caminando, otra vez por la misma vereda, un poco tarde pero vuelvo. Al borde del desastre, otra vez. Ella, yo la que por un momento el universo podría haber hecho insolente y perezosa, tambaleante y destructora. Pero el universo me dejó elegir, me combiné como quise y no dejé de ser todas esas cosas para ser todas estas otras.

en la ciudad ya no se sabía demasiado de qué lado estaba verdaderamente el miedo; quizás por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios para hacer un dibujo...

Trazaste un borrador y un intento y un ensayo y un accidente y te fuiste a dormir muy tarde y dejaste los papeles desordenados sobre la mesa y un libro abierto en la página justa esperando que te descubriera. Pero no le dijiste. Pero no te dije. Pero no me dijiste. Nos caímos al techo, nos perdimos los pasos, nos borramos los bordes y nos pintamos a baldazos  con unos tachos llenos de sol.  Vos los conseguías en lugares poco recomendables, yo los llenaba y después sin reglas, nadie sabe quién empezó.

nunca habías corrido peligro porque sabías elegir bien, y en el tiempo que transcurría ...  se abría para vos algo como un espacio más limpio donde casi cabía la esperanza.

Te descontextualizó los esquemas de Jenga que prolijamente habías construido enclenques para siempre. Los querías así al borde del precipicio y les di vuelo, no pude evitarlo, les dimos vuelo y nada se cayó pero volvió correr peligro de derrumbe. No, no me entendés. Nunca lo intentes porque cuando empieces a descifrarme me voy a perder de mí misma, no se trata de diversión, se trata de la esperanza de que no lo intentes. Me vas a sacar de mí misma como una disección para explicarme, para clasificarme. Desarmáme, desamáme una vez y alguna más, pero no me busques en tu laboratorio con tus fórmulas de siempre.

una sola vez escribiste una frase, con tiza negra:
a mi también me duele.

Lo dijiste en voz alta y supiste que me dolía como a vos. Supiste que le dolía tu dolor, tu espanto, tu suspiro inseguro tu cara lavada tu mirada oscura con miedo con frío tu mirada con mirada triste.  Lo dijiste para que te escuchara pero no como si se lo estuvieras diciendo más bien como si latir en voz alta y yo tu testigo, un abrazo a medias pero por dónde empezar a curar a cuidar a crecer.  Te hice eco, nos hicimos y otra vuelta en calesita. Gratis, sortija.

cuando el otro apareció al lado del tuyo casi tuviste miedo, de golpe el peligro se volvía doble, alguien se animaba como vos a divertirse al borde de la cárcel o algo peor.

Entonces no, entonces sí. La misma duda y los mismos silencios y las risas ahogadas en una calle llena de historias truncas y miradas a medias, una calle de grises atormentados, calores de invernadero, bibliotecas empolvadas, lenguas sin sabor. Un rayo partía el cemento cuando pasábamos, te das cuenta, no te des cuenta nunca. Cuando te dé miedo como a mí te vas a escapar, vas a huir sin mirar para atrás sin fijarte a dónde vas, tropezándote enredándote en las telas de araña que yo tejí para no dejarte entrar, esas que no te van a dejar salir que te van a lastimar, telas teles y yo mirando sin poder ayudarte y vos te vas y yo no me voy porque no me animo. Porque basta de los que hubiera pasado si, porque no quiero que me lo cuente nadie más. Porque me quiero quedar a mirar porque no sé vos pero yo, yo dibujo así y no borro.

empezó un tiempo diferente, más sigiloso, más bello y amenazante a la vez...




...algo como un si o un siempre o un ahora.


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