Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

miércoles

Recreo.-

El recreo es el mejor momento del día, ¿o no?
Es como una muestra gratis de las vacaciones. Pero mejor, porque dura unos pocos minutos.
Es una pausa, como una coma, para tomar aire y seguir leyendo o escribiendo. Una pausa para comprender, para digerir.

El recreo es como una puerta: a medio camino entre dos lugares o tiempos distintos. Pero no es ninguno de los dos.
Esos minutos de risas, conversaciones, miradas, rondas, me hacen bien.

Siento que el lugar en el que paso tanto tiempo y esa gente que ya conozco de memoria, mis compañeros, construyen lo que yo más quiero y necesito: una eutopía, un lugar bueno, un lugar mejor.

Recreo es una palabra hermosa. Fijáte.
El verbo es recrear: significa diversión, o sea hacer una versión diferente de lo que viene siendo siempre lo mismo. Hacer un cambio, patear el tablero, intentar por un nuevo camino.
Recrear es tener tiempo libre. Sí, libre significa tener capacidad de elegir. Y elegir una cosa entre otras, decir un sí, requiere decir muchos no, y bancársela. Elegir una dirección, darle sentido, caminar hacia allí.
Si no elegís, estás haciendo una elección, una de las peores. La peor decisión es no tomar una decisión.

Recrear es jugar. Jugar no es ganar ni perder. Es jugar por jugar. Jugar implica conocer el juego y aceptar que tiene límites. Ningún juego es divertido sin reglas y límites. A veces los juegos más difíciles y dolorosos son esos de los que no conocemos las reglas.

El límite es necesario para la vida: la noche y el día se ponen límites, el verano y el invierno se ponen límites. El silencio y la palabra se ponen límites. Nada existiría sin el límite. Vos tampoco. Y ese es todo un desafío, ¿o no?

Jugar es jugarse. Vale la pena.

Pero además, escuchá bien: Re-crear. Crear de nuevo. Poner en juego tu creatividad para dinamizar, movilizar, conmover, inquietarte y transformar para hacer algo distinto. Algo nuevo, desde lo posible. Desde vos, para los demás y en todo el mundo.




Re-crear es valorar y amar la primera creación, que sos vos. Ser vos mismo y animarte a más. La creación que es el otro, tan creado y amado como vos. Es asumir el error y el defecto y la herida como parte de la creación.

Re-crear es dejarse moldear como una plastilina, una arcilla, la masa del pan. Para mejorar, para crecer, para poder arreglar las grietas e incluso, para rompernos en muchos pedacitos y volvernos a hacer.

En primera persona, “yo creo” es tanto crear como creer. Yo creo. Yo recreo. Es más, yo re-creo.

Creo en vos y en mí. Creo en Nosotros y la ronda de amores que somos. Re creo. Yo creo con pasión, con esperanza, con confianza. Con el sol en la mirada.

Creo, todavía, en este lío de mundo, este lugar tan difícil, absurdo y hermoso que recibimos para cambiarlo. Re-creo.
Creo en el presente, en el hoy, en este momento. Hubo tiempos mejores. Pero estos tiempos son nuestros. Yo re-creo.

Creo a pesar del dolor y la oscuridad. Re-creo aunque no tenga lógica, porque la fe no tiene lógica, tiene alma.
Yo creo, re-creo con todo lo que soy, pongo todo, doy todo, me juego.
Creo en el amor porque no muere y nos da identidad. En el servicio porque transforma. En la vida, porque late con fuerza en el sol y las plantas y los abrazos de mis amigos.
Yo re-creo en vos.


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