Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

domingo

panta rei

"Me pidió un tiempo" me dijo. Ella le pidió un tiempo. Él me lo contaba en el límite lacrimoso entre la sorpresa y la desilusión. Yo traté de sonreír en silencio. No sé si porque sabía que ella no se había animado a dejarlo del todo -tibieza cobarde que no concuerda con mi repertorio- o porque intuía que ella volvería después de encontrarse intensamen-enfiestarse-te con alguien, con uno o varios, para luego retomar una relación segura y sana. (¿Qué será eso?)

Me pareció que las dos hipótesis eran un poco injustas para cualquier pareja, para las mujeres en general e incluso para ella. Porque bueno, una a veces inclina la balanza en favor de la amistad y a veces, en favor del género. El resto de las veces, o no le importa o sabe que es mejor callar. 

Hace tiempo que me vengo tratando de correr de la trastienda de estos conflictos y mucho más de dar consejos. Primero porque no me sigas, yo también estoy perdida, y segundo porque no me considero una persona que escuche comprensivamente, que sea confiable o que represente una escala de valores sólida y estable. Y tercero, porque sé que es mejor callar. 

Caí en la cuenta de la injusticia de pedir un tiempo. Quiero un tiempo, dame un momento, aguantame un minutito. Como si alguien pudiera depositarlo en las manos de otro, como si de un puñado de arena se tratara. Si fuera posible cada pedido y cada donación serían transplantes de vida. 

Hay una película inspirada en la idea de pedir tiempo. El tiempo es, en el extremo capitalista, moneda de cambio. Pero no es esa distopía tan cruel como la que se plantea en algunas parejas: el tiempo se parece a la libertad pero probablemente más a la cobardía. 

Las cosas importantes llevan su tiempo. Pero los estallidos perforan las cronologías, lastiman mucho, pocas veces se sostienen. También es natural que reviente el horizonte, la historia no se mueve siempre como fluyen los ríos. 

Entonces acá yo, testigo como tantas otras veces de historias que leo a distancia, miro mis relojes: el aniversario de la soledad es un lago de penas pero también un océano de sirenas. Mis aventuras y batallas reflejan mucho más de lo que soy que la mirada de alguien. 


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