Love is her best dress.

She never find a night good enough to wear it.

lunes

Breve introducción a la gramática de este lugar.-


gramática
 


Joven argentino, para usted que toda su vida se preguntó para qué la gramática, el análisis sintáctico, los dictados, las conjugaciones… Aquí la única respuesta es: para nada.

No sólo no sirven, sino que mantienen el status quo de un sistema retorcido de sentidos y contrasentidos, de trayectos y vueltas, de desórdenes, de teorías, de reglas, de recomendaciones, de órdenes terminantes, de apuntes, de estructuras.

Un caos de canciones y películas y deseos y recuerdos y promesas y mentiras y literaturas .
Todo lo cual es tan peligroso, 
pero no sirve para nada.
Por eso nos da vida.




Capítulo uno:

Voces
Un pequeño drama de actores, telones, guiones, didascalias y caretas.

Entendámoslo: en este momento no manejamos más de dos voces, nosotros, los que usamos estas palabras y estas letras: La voz activa y la voz pasiva.

Con la voz activa, todo es muy fácil: hay un sujeto, hay un objeto. Ponéle que el sujeto toma una decisión, la activa sobre el objeto. El objeto, convencido o no, dice que sí. O no dice nada, pero dale que va. A veces no hay objeto, ni objetivos, ni nada. Los verbos intransitivos no tienen que ver con ningún tipo de tránsito pero se ocupan del resto del mundo, de los solos, de los que se quedan, de los que se quejan.

(Claro que hay gente muy retorcida, de esos que no manifiestan signos vitales sino tesis, de esos que no suspiran sino en bibliotecas, y esos dijeron que tal cosa no existe, que hay uno que hace, uno que sufre o goza por las acciones del primer uno, y un objeto I - NA - NI - MA - DO que se banca las consecuencias del resto. Puede haber instrumentos, lugares, resultados. Pero no tiene nada que ver con la forma que lo digamos. Algo sólo puede pasar una vez de una determinada manera. Y no de otra.

También hay otros, igual o más retorcidos, que odian separar las cosas entre sujeto y predicado. Ponen al verbo arriba y a los que están metidos en ese quilombo, colgando de unas soguitas para no caerse de ese nudo. Si se suelta el verbo, si se arrepiente la acción, caemos todos.)

Siguiendo nuestro camino, en la voz pasiva empiezan los problemas. El sujeto no hace nada, se deja hacer. No alcanza una palabra para definir la acción, se complican las cosas. Cualquier oración es una pregunta en mis gramáticas. Y el culpable de todo no es más que un complemento marginal, que le decimos agente. O contrasujeto. Un doble espía, un traidor que se esconde entre las sombras, antes del punto final para no hacerse responsable de desencadenar semejante acción.

Y hay, en algunos casos, un objeto indirecto. A veces le llamamos dativo. Para bien o para mal, recibe. A veces es el tercero un discordia, un bajón. Otras veces es un corazón que sufre, unas lágrimas con mocos. El resto de las veces, es una sonrisa con nombre.

En latín, algunos verbos se llaman deponentes. O sea, deponen la voz activa, o sea no les da la convicción para activarse. Es decir que resignan parte del ataque y se conjugan a medias. Son más bien intraducibles, inclasificables, arbitrarios. Más que otras palabras, que ninguna cambiará el mundo.

En griego, hay una “voz media”. Así, a media voz, susurrado, un gris, un tibio, un casi. No, en nuestra lengua no hay. Así que tiene que a ser a gritos o en silencio. Así que de frente o calláte. Así que elegís tu lugar en la oración, o leés las sentencias que otros escribieron para vos.

En algunos idiomas, para darte cuenta cuál es el rol de la palabra en la oración, la palabra tiene huellas, marcas, formas que avisan. En la nuestra no. Nos acostumbramos a dar por sentado quién es quién, por el orden en que se dan las cosas. Pero las lenguas vivas no saben acostumbrarse a nada. Siempre buscan otra cosa.

Saque sus propias conclusiones, si quiere. 
Pero no las concluya, por favor. 
Que esto recién empieza.

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