Teatro
Pero también existen esas tensiones en las que lo que dicen
mente o razón
se separa un poco o un poco más de lo que se parece a
la pasión,
el deseo y la sangre.
En ese momento me siento más tironeada, menos tranquila.
Claro, se me nubla la vista y
se aceleran los latidos.
Claro, las manos me transpiran, me zumban los oídos.
El cuerpo paga los costos de una batalla de espadas y calor,
a veces difícil.
a veces difícil.
Las palabras y los hechos se confunden y separan,
la verdad se va yendo de paseo a
un laberinto de rosas y espinas
que se parecen,de poesía y caminos cruzados.
Disfruto esa tensión, ese mareo esencial,
ese pecado original,
esa desorientación casual, ese peligro clandestino, interno, cómplice.
Comprendo a la humanidad y su pubertad.
Recurro a la bilocación en algunas otras personas
que no se parecen tanto a mí.
Me pierdo y me desentiendo, pero encuentro a otros,
y todo lo demás también.
En esa zona de sombras y luces de colores,
de alcoholemia y errores me recreo
y me destrozo un poco,
pero a mi manera también vivo.
No es mi lugar pero voy de visita, y ahí no me siento tan yo misma, pero sí un poco todos los demás.
Entre la facilidad de caer y la culpa de levantarme hay un dolor,
pero un dolor dulce, de una tibieza productiva como la resaca.
Ese lugar tiene risas y fantasmas, tiene máscaras y disfraces,
pero tiene drama, enfrentamiento, teatro.
Tiene afectos de sonido y efectos de ruido. Tiene mentiras, música barata, maquillaje, insalubridad.
Tiene algo de muerte,
mucho de juego.
Es una fiesta de excesos y de brillantina, de traiciones y de apuestas.
Es un tiempo y un lugar que se parece más al verano, más a lo dulce, más a la montaña rusa,
más al egoísmo.
No tiene horarios, se olvida de los límites.
Me confunde disfrutarlo, tirar de la cuerda hasta que me da miedo
y volver con los frutos emponzoñados de lo vivido.
Esa tensión contradictoria que por momentos se parece al placer, por momentos al ataque al hígado.
La duda y la franqueza intolerable se dan la mano y me preguntan, me cuestionan.
Es el conflicto conmigo misma, es una herida en el corazón, una grieta de debilidad, es un desorden universal.
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