Prosa
"Cuando se apague el canto del pájaro y enmudezcan
las canciones.
Cuando den miedo las alturas y
los peligros del camino."
-dijo, conmovido, uno de sus libros.
A veces no hay palabras y conviene simplemente suspirar.
A veces no hay lágrimas y me quedo, sola mente, solamente sonriendo.
Otras veces el lugar en el que estoy se parece
demasiado a mi corazón,
y ahí sí, y ahora sí que no hacen falta ni las palabras ni las lágrimas. demasiado a mi corazón,
Alcanza con el alma puesta más allá del incendio y del miedo.
El alma entregada para no perderla, en el lugar justo
de lo que se tiene
de lo que se tiene
que hacer y reclamar.
Cuando el corazón y la cabeza se alinean con el lugar en el que debo estar,
se produce un eclipse inexplicable
donde los gritos y necesidades del suelo
se parecen a lo que mis manos tienen para dar y sembrar
y entonces sí, acá sí, ahora sí.
Sí, es justo y necesario y todo orbita en una armonía intensa y emocionante
que me hace sentir yo misma, salvada para siempre, viva.
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