Poesía
Es un viaje de ida. No se trata de volver, por el mismo camino
y con los mismos transportes públicos o privados
que me llevaron.
Empieza con una convicción cotidiana y responsable
que me lleva a los verdaderos lugares de salvación que me vieron nacer y crecer.
No es por las ganas, no se trata nada más que de las pasiones.
Es solamente una respuesta a lo más válido
que también está en mi corazón y que nunca quise reprimir.
Es una respuesta a mi destino de construcción, de camino.
Mi destino de amor y de refugio. Es la decisión ganándole a las ganas.
Es el suspiro y la sonrisa y la lágrima y la palabra
y la vida y la vidasiendo sencillamente ellos mismos sin contradicción, sin choques internos.
Me vuelvo una sola persona y me siento más libre y más sana,
recuerdo que la fiesta muchas veces requiere de un gran esfuerzo
para celebrarse en medio de una tormenta.
Que la fiesta sobre un barco hundiéndose necesita
compromiso y valentía.
Me convierto, renazco, creo y me creo, me moldeo.
Me cubro las ojeras que dejaron el despilfarro y el derroche
y me peino con convicción y humildad.
Recuerdo el servicio, descubro mi origen, canto por la verdad
y hago memoria debida de mi historia y lo que le debo.
Me subo a los colectivos y a las aulas y a los apuntes
y a las personas que no me caen bien con alegría.
Y coincido con mi llamado, y respondo a mi camino,
y defiendo el futuro, y me digo que sí se puede.
Y sé que cada uno de los actos en los que todo en mí se alinea a puro amor,
ahí donde no hay distancias entre deber y querer,
entre hacer y decir, entre corazón y mente,
sé que esos actos entran en el para siempre
de todos los tiempos verbales posibles.
El resto de las personas que fui y no seré, mientras tanto,
El resto de las personas que fui y no seré, mientras tanto,
se acuestan desprotegidas y mareadas,
duermen hasta tarde y golpean desde adentro.
Piden una tregua, provocan actos fallidos, tentaciones de golosinas y vestidos.
Irrumpen a gritos con una canción, cuando llegás vos,
en cualquier estación, en otro beso, en una ironía.
A destiempo, y desobedientes, y sin piedad.
Qué voy a hacer.
Es mi esencia de literatura. No sólo soy novela.
No puedo ser siempre teatro. También soy poesía.
-Hola, ¿cómo estás?
Pienso en vos estés en dónde estés.
-le susurró para despertarla, con la métrica caprichosa que lo caracterizaba.
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